miércoles, 9 de marzo de 2011

Suesca años 90, memorias de un escalador casí cuarenton.

Me acuerdo cuando escalábamos en Roca Solida e ibamos de entrene como unas 3 veces a la semana, y el fin de semana era sagrado estar en Suesca a las 7 de la mañana (en la roca) con provisión de agua, bananos, pan y bocadillo al mejor estilo de Herney o Pompon.
Se escalaba todo el día, y yo generalmente dormía buena parte del tiempo debajo de alguna ruta deportiva en unas posiciones casí tantricas mientras los mosquitos hacian de las suyas con el gordito del cochi; después de ese banquete ya no comian durante una semana.
A eso de las 5:45 ya empezaba uno a recoger el rack y los más afiebrados se echaban el pegue casí a oscuras en travesuras de Daniel, al lado de Gasparín, o por ahí en una rutica o boulder montado de afán.
Finalmente el aliciente era sentir empopeyado hasta la médula espinal y la recompensa: ir a donde doña María y pedirse una poderosa bandeja Warny trifásica. Esperar la flota y foquear hasta la hermosa Bogotá, o en el mejor de los casos gorrear cuarto donde alguno y en el cual dormiamos 15 o 20 en cama franca en un mar de olores nauseabundos, cucha, pecueca, pedos, etc.
Si les digo que dormía es porque realmente dormia debajo de las rutas deportivas. Y es que la verdad nunca me gusto la deportiva y menos la de Suesca, no se si sea por falta de recursos o de cerebro o por cocholocos, los bolds están muy lejos el uno del otro; eso no pasa en ningún parque de escalada del mundo. Es tan absurdo como peligroso, así cualquiera sube de nivel con tal de no partirse la parte norte de la vacas que va para el sur.
Mi interés nunca fue ser el mejor o encadenar más o subir de nivel. Aunque en mis años mozos hice todas esas cosas.
Me gustaba estar con los panas, me gustaba sentirme en comunidad, querido y cuidado. La relación de amistad que uno llega a tener con la cordada sea en la roca o en la montaña es muy profunda y muy sincera. Uno sabe de lo que el otro puede ser capaz de hacer y de como va a responder en momentos de mucha tensión. Eso es lo lindo del deporte que ostentamos practicar.
Al igual que la relación con la naturaleza que es la madre tierra y nos recibe, y nos aloja y nos permite hasta usufructuarnos de ella.
Pero mi real interés siempre fue la escalada clásica. No hay nada mejor que irse con todo el rack sonando clink, clink, clink, por toda la carrilera, escoger la ruta, decidir que largo va a hacer cada uno y darse el pegue de la vida. Confiar en el otro, en que se sepa la ruta, en que ponga bien el friend, el excentrico, que sepa hacer  y montar un pinche triangulo de fuerza de una estación. Eso es la verdadera escalada. Cuando ud reta a su compañero, a su equipo, a la ruta y a sus conocimientos.
Pero las cosas en Suesca han cambiado mucho. Uno ya no conoce a la mitad de la gente que por allí circula, añoro los días en que siempre eramos los mismos.
Y definitivamente añoro cuando la gente hacia clásica. Ahora todo el mundo hace deportiva y el boulder ha cogido una fuerza impresionante, por eso me compré unos bastones de trekking y me dedico a caminar, porque ya mi parche dejo el largo por el crash pad.
Añoro cuando uno entraba a las rocas y El Riel, la placa de Caec y El Canal de Panamá estaban libres, no las habian escriturado para dos o tres "gatos".
Añoro cuando se podia acampar en el sitio que ahora maneja Ricardo y no pasaba nada y además no le tocaba soportar toda la noche 20 grabadoras con vecinos metaleros, regaetoneros, o mamertos con su guitarra tirando Silvio.
Añoro cuando la gente no hacia paseo de olla y no le vendian bon ice, ni helados y si al caso lo único que se medio conseguía eran las consabidas empanadas de doña María. No las del pastel boy, gorrero de pegues.
Añoro cuando todos nos deciamos por el nombre o por el apodo (porque Suesca todavía parece el quinto patio de la modelo): cochi, negro, warny, ches, gus, torvic, pocho, jito, fercho, migue, oz, la mantis cadavid,  alex el patricio, pablo misterio, el chato, allen el pitbul,  julito  y otros tantos que si me pongo a anumerarlos no acabo.
Añoro los tiempos sencillos, sin Direct TV, sin Iphone, sin Mp3 4 , 5 y 6.
Añoro a los amigos, porque en Bogotá también podemos ser amigos y I´m from Bogota Pirobo.
Las cosas han cambiado mucho. Ya algunos no volvieron a escalar, se casaron, se mudaron, se murieron, se accidentaron, se perdieron. De los que quedamos por ahi casí todos tenemos casa o cuarto e inclusive algunos ya viven en Suesca.
Lo cierto es que seguimos pegados a ese pedazo de tierra que nos ha visto crecer, reproducirnos y en el mejor de los casos nos verá morir.
Un abrazo a todos y contesten la encuesta del blog para ver que es mejor: la escalada clásica o la deportiva.


El negrito en una perdida en un largo del cual no me quiero acordar :(
Recién levantado de un foco en el Valle de los Halcones
 mientras los otros hacían deportiva




3 comentarios:

  1. Francisco "Pocho" Ramirez9 de marzo de 2011, 19:09

    Si eso fue al final de los 90's, imaginese lo que era al pricipio de la decada cuando yo era nuevo en el tema y no habia mucho mas de 50 escaladores, que dormiamos en esos mismos ambientes nauseabundos en dodnde otrora empezara el famosisimo Cafe y Crepes, o Cafe de La Montaña, o en su defecto acampabamos en Mañana Gris, porque no habia si no unos cuantos que tenian casa, creo que los podria contar con los dedos de una mano, o comer pollo asado y pan caliente donde Panchito, epoca en la que todos, por lo menos saludabamos a quien recorriera la carrilera y llevara equipo, porque o lo conociamos o cada fin de semana lo veiamos pasar.....Yo tambien añoro esa maravillosa epoca de mi vida, mas ahora que casi ni caminar puedo..........

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  2. Lo mejor es que dice: "casi cuarentón"

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  3. William Colmenares10 de marzo de 2011, 13:07

    O comer en el popular.. Y los famosos croasant de panchito con la cocacola de litro. Las tertulias con advi... Que buena descripción de vida y andanzas. Seguiremos intentando regresar ya q son mas veces que lo hacemos . Hay que seguir , hay que soñar y seguir divirtiéndonos al salir de un final como clavícula, la nariz , rutas enblematicas como can chis can-chis. Sigamos con esa pasión y no dejemos de escalar en nuestras vidas.. Chevere chevere y gracias por traer esos recuerdos tan buenos...

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